El huracán Otis ha ocasionado una gran destrucción en la región de la Costa Grande de Guerrero. Ingresó a tierra en Acapulco como un huracán de categoría 5, con vientos alcanzando los 260 km/h y olas de hasta 10 metros. Las consecuencias incluyen daños en las carreteras, la caída de árboles y el cierre de la autopista del Sol.
La zona más afectada ha sido Acapulco, se han informado viviendas destrozadas e inundaciones en hoteles a lo largo de la costa de Guerrero. Más de 500,000 personas se encuentran sin suministro eléctrico, y la comunicación es limitada.
El acceso a la Costa Grande está bloqueado, y se han cancelado los vuelos hacia el Aeropuerto Internacional de Acapulco. El presidente López Obrador ha establecido un Gabinete de Seguridad para acelerar las operaciones de rescate.
Aunque el huracán ha perdido intensidad y se ha convertido en tormenta tropical, aún existe preocupación por las fuertes lluvias. El mes de octubre ha sido especialmente desastroso en la temporada de huracanes del Pacífico. La última tragedia similar en Guerrero fue causada por el huracán Pauline en 1997, el cual provocó la muerte de más de 300 personas y causó daños a miles de viviendas.
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