La mentalidad del Tri

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¿Dónde vences a un rival en el deporte? En su propia mente. El entrenamiento mental es tan importante como el físico y ambos deben entrenarse al cien por ciento.

Los escenarios de la mente se reflejan en las acciones que vemos en el terreno de juego; en este sentido el Tri de Javier Aguirre cumplió con una participación efectiva, sobria, donde cada quién cumplió con su rol dentro del funcionamiento táctico.

Los procesos mentales del seleccionado mexicano jugaron un papel fundamental en el desempeño como equipo e individualmente. Los pupilos del Vasco Aguirre mostraron una gran capacidad de concentración, toma de decisiones, manejo de la presión y resiliencia ante la adversidad. ¿Qué podemos destacar en el ámbito mental de la Selección mexicana en la final de la Liga de Naciones de Concacaf? Veamos los tres principales procesos mentales del Tri campeón.

  1. Atención y concentración

La capacidad de enfocarse en la tarea sin distracciones es clave en el deporte. La concentración del seleccionado mexicano durante todo el partido les permitió estar completamente presentes en la competencia. Es normal que a la mente del futbolista lleguen pensamientos negativos automáticos; sin embargo, los mexicanos fueron capaces de evitar que factores mentales afectaran su desempeño. Siempre estuvieron en el aquí y en el ahora. Mostraron carácter sin engancharse emocionalmente en los propios errores, en las provocaciones del rival o en las decisiones del árbitro.

  1. Motivación y establecimiento de objetivos

La motivación es el motor del esfuerzo y la constancia. En general puede ser intrínseca cuando surge del deseo personal de superación, o extrínseca cuando proviene de recompensas externas. El Vasco Aguirre suele establecer objetivos claros, alcanzables y medibles como parte de su estrategia. Es un hombre que sabe comunicar, lo que es esencial para mantener la motivación alta y mejorar el rendimiento del equipo. Se nota que cada elemento en la Selección sabe qué hacer y lo que se espera de ellos; esto es clave para la cohesión e integración.

  1. Gestión del estrés, la presión y la resiliencia

El estrés es una respuesta natural ante situaciones de alta exigencia. Un deportista debe aprender a manejar la presión para evitar que afecte su desempeño. Técnicas como la respiración diafragmática, la relajación muscular progresiva y el uso de rutinas previas a la competencia pueden ayudar a controlar la ansiedad. En este rubro los mexicanos mostraron un gran manejo de su amígdala cerebral y del cortisol que ciertas jugadas clave les generaron.

México fue el equipo que más propuso en la cancha; sin embargo, al sólo poder concretar en una ocasión y verse empatados por un penal en contra, pudo echar abajo mentalmente al seleccionado Azteca; sin embargo, fueron capaces de enfocarse en las tareas asignadas y de no caer en la desesperación.

En este sentido hay dos escenarios en el cerebro: a) cuando la dopamina se va principalmente a la ínsula anterior, área del cerebro asociada con la emoción y con la percepción del riesgo. En combinación con una amígdala muy activa genera una pésima toma de decisiones, se pierde la credibilidad y puede empezar la pérdida de adrenalina, dopamina y serotonina; así, en ese orden dando pie a las fases de la desmotivación.

  1. b) El segundo escenario es cuando la dopamina se va hacia el cuerpo estriado del cerebro y el córtex prefrontal; ambas áreas relacionadas a la motivación y la recompensa. El Tri fue capaz de activas su cerebro como el de un go-getter; es decir como el de un deportista con mentalidad de crecimiento: creativo, con propuestas, analítico, centrado en su aquí y su ahora y en la siguiente jugada.

La capacidad del seleccionado mexicano para incorporar estrategias que mejoraran la concentración, la motivación, la gestión del estrés y la toma de decisiones marcó la diferencia entre un rendimiento promedio y la excelencia. El reto para la Selección Mexicana es mantener y mejorar el aspecto mental con miras al Mundial del 2026. ¿Podrán hacerlo?

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