Roma, la ciudad eterna

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Llegamos el día de hoy a Roma en un excelente vuelo con Aeroméxico, donde casi no tuvimos turbulencias, el servicio de primera y la comida igual que en todas las aerolíneas, lo que quiere decir que mala.

Quitando ese pequeño “arroz negro en la sopa” todo muy bien; por cierto, donde ha mejorado muchísimo su carta es en la sala Centurión de American Express.  Pedimos un muy fresco tartar de atún, seguido de una deliciosa Hamburguesa con trufa y, de postre, nos trajeron unos helados espectaculares de plátano, coco y nata.

Aterrizamos media hora antes en Fiuminchino, pasamos muy rápido aduana y maleta e inmediatamente abordamos un taxi. Nos extrañó tan baja afluencia en el aeropuerto, a lo que el taxista nos respondió que “la guerra con Ucrania ya está causando problemas en la Unión Europea”.

Ante la nula compra por parte de los rusos de productos de esos países, sumado a que los vehículos híbridos y eléctricos que se producen en Europa no están siendo colocados en el mercado, y eso ya está pasando factura a los contribuyentes.

Llegamos al hotel Michelangelo, que está ubicado a 1 calle del Vaticano y que conocí en 1978 en mi primera visita a Roma, la Ciudad Eterna; actualmente está totalmente remodelado y con un excelente servicio.

Salimos a caminar, donde pudimos apreciar la Piazza Navona, el Pantheon y la fuente de Trevi. En el camino, nos topamos con 2 iglesias increíbles: la de San Juan Bautista y otra donde se encuentra el cuerpo de San Felipe Neri, que te deja boquiabierto por su belleza.

Concluimos el día de hoy cenando en Tullio, un clásico desde 1950. Tony como siempre de primera. Pedimos unas flores de calabaza con anchoas y queso mozarrella capeadas que se llevaron la noche. La pasta Cacio y Pepe simplemente Espectacular. En fin, todo de primera.

Ya de regreso en el hotel, escribir la columna y ya a dormir, porque mañana todo el día es el Vaticano, donde vamos a entregar unas cartas al Papa y a Pietro Parolin, secretario de Estado Vaticano, para que fije postura respecto al Yunque que se ostenta como católico sin serlo.

Y es muy importante que el Vaticano fije postura ante estas organizaciones de extrema derecha que en nada contribuyen con la democracia y La Paz Mundial

Es cuánto y recuerden Abrazos y no balazos

Columna anterior: Carta al Papa Francisco I

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