Me dio mucho gusto la semana pasada regresar a Cuautlancingo, a invitación de mi amigo Omar Muñoz, flamante Presidente Municipal que cumplió 100 días en el cargo.
Y ¿cual sería mi sorpresa? que el evento fue en la Casa del Campesino, obra que nosotros hicimos a instancia de Don Rosendo Huesca y Pacheco, entonces Arzobispo de Puebla y la Fundación Cáritas que pagó la obra junto a la Fundación Jenkins.
La idea de Don Rosendo de tener albergues y casas de estudios para los campesinos fue muy novedosa y se adelantó a los tiempos.
Ahora, que todo mundo dice que hay que construir albergues para los migrantes, aparte de la de Cuautlancingo, Don Rosendo hizo también la de Libres y, desgraciadamente, ya no dio tiempo de ejecutar la de Izucar de Matamoros, puesto que Víctor Espinoza quien, por cierto, ya mandó al Vaticano su carta de Renuncia debido a que está por cumplir los 75 años que lo obliga a jubilarse, no quiso continuar con el proyecto debido a los profundos celos que le tenía a Don Rosendo.
Durante casi dos años que duro la obra, entre la elaboración del proyecto ejecutivo, licencias, ejecución de obra y demás imprevistos, tuve la gran oportunidad de conocer a Don Rosendo a fondo y lograr con él una profunda amistad y cariño que duró siempre.
Le aprendí mucho, estoy seguro que fue el mejor profesor que tuve en la vida. Sus comentarios y consejos siempre oportunos, con una mente muy abierta que ya quisieran los liberales más avezados, siempre buscando el diálogo y nunca el choque.
Me daba mucha risa que con mi padre, el Pichón, era muy serio y conmigo todo lo contrario. Nunca comulgo con los grupos radicales dentro del clero, llámese de izquierda o de derecha.
Me acuerdo perfectamente cuando me contó que Monseñor Méndez Arceo, Obispo de Cuernavaca, alerto al Vaticano muchas veces sobre el comportamiento del Padre Maciel y de la existencia de una hija; esto, debido a que los Legionarios de Cristo se fundaron en Cuernavaca, debido a que fue la única diócesis que les dio el permiso, pero bajo el argumento de que era “Rojo”, osea comunista, nunca le creyeron, o más bien nunca le hicieron caso.
Don Rosendo ayudó a pacificar Puebla porque, como atinadamente lo describió Manuel Buendía, era la Belfast de América, siempre tendiendo puentes con todos los sectores, siempre de buena Fe y dando la cara aunque, en algunas ocasiones, varios “católicos” extremistas no eran tan generosos con él.
Don Rosendo, sin duda, marcó un antes y un después en la Iglesia Católica Poblana. Y es un referente como uno de los mejores Arzobispos de Puebla que logró traer, por primera vez, a un Papa a nuestro Estado. QEPD mí querido amigo y consejero. Se le extraña.
Chayote
Paralelo 19 y mis queridos amigos Víctor González De La Fuente, Luis David García y Gerardo Herrera por el lanzamiento de Paralelo impreso. Sin duda ya un referente de los medios en Puebla. Enhorabuena.
Espina
Aeropuerto Benito Juárez. Ya da pena ajena los baños. ¡Están para llorar! sucios, sin papel, deteriorados. Eso si, sirven, porque ya es un clásico encontrarlos con cinta amarilla o cubetas en señal de que no están operando. Todos los demás servicios para llorar, los hoteles que están conectados parecen moteles. Ya solo falta que te pongan tu clásico jabón Rosa Venus en los cuartos. En fin, urge una remodelación en carácter de ¡Ya!
Es cuánto y recuerden Abrazos y no balazos