A menudo he visto empresas escindidas en su interior; es decir, empresas que están divididas en muchos otros Yo empresariales, cada uno con su propia visión, misión y valores. Se dice que el caos precede a todo universo; sin embargo, este tipo de organizaciones se ciclan en desconciertos que se terminan conformando en la identidad empresarial. El común denominador es el miedo producido por la falta de liderazgo y el afán de priorizar los números sobre el aspecto humano.
Tal y como sucede con la verdadera esquizofrenia, los colaboradores ven, oyen y sienten cosas que no son reales, al menos en un principio en el entorno empresarial; sin embargo, hay una amplia posibilidad de que todo ello se convierta en la realidad. Aquí entran en escena las profecías catastróficas autocumplidas. Al no haber una firme y clara directriz la mente vuela y actúa desde la parte emocional del cerebro; los colaboradores se ponen en modo de supervivencia y comienzan los “Juegos del hambre”: La papa caliente o el sálvese quien pueda.
Sucede que al interior del hábitat empresarial suelen existir fantasías directivas; hay quien piensa que con sólo memorizar la Misión y Visión la maravilla sucederá automáticamente. He visto a directivos preguntar a miembros de su personal ¿cuál es la misión y la visión? Y esperan una respuesta de memoria; si la respuesta es satisfactoria se van con un andar orgulloso, como quien ha cumplido su labor. Si la respuesta es equívoca, increpan, desde su autoridad directiva y suelen decir: – ¿Ves? Por eso te equivocas. No conoces la Visión y la Misión de la empresa.-
El tener un cargo directivo no necesariamente implica el ser líderes. Por desgracia. Entonces, ¿cómo empezar a vencer esta esquizofrenia empresarial?
Dos de las principales características del liderazgo son la escucha y el saber acompañar a los colaboradores en el proceso narrativo de la organización; es decir, la escucha como capacidad de percepción de las interrelaciones humanas y el acompañamiento en la generación de narrativas sanas y creativas. Recordemos que somos seres que habitamos en el lenguaje; damos vida a los conceptos que se traducen en la forma de hacer las cosas y en nuestro sentido de realidad.
Así, la Visión y la Misión no son suficientes. La narrativa debe transcurrir por otros conceptos y profundizar en ellos. Para empezar, es necesario verbalizar por parte de los directivos el cómo sus colaboradores serán proveedores de resultados. Un líder que no es capaz de crear el ambiente para que cada ser humano en su área laboral tenga la confianza de ser creativo, equivocarse, aprender, volver a equivocarse y proveer soluciones será una de las principales causas de la esquizofrenia en la empresa.
He sido testigo en algunas empresas de tipos de liderazgo fallido que tienen en común un hilo conductor: el lenguaje es superficial y ambiguo. Los índices de satisfacción no son claros; por ejemplo, no se entiende en qué conductas medibles y observables se traducirán la Visión, Misión, Identidad, Valores, Creencias, etcétera.
Un secreto. Atrás de los ya mencionados índices de satisfacción está un factor clave: la pasión. Todas las grandes creaciones del mundo hechas por humano contienen este ingrediente. El problema es que la pasión no puede generarse en un ambiente esquizofrénico; en un escenario del Viejo Oeste en el que se debe sobrevivir entre tantas voces, tantos miedos y tantos rencores acumulados.
Vivir con miedo es padecer el entorno. En este sentido el ambiente empresarial se conforma en un ser que se vive en las profecías catastróficas autocumplidas. Teme caer en lo que la psique empresarial ha creado y termina cayendo en ese agujero negro de la esquizofrenia.