“Hay gente que mira a la tierra y no ve mas que tierra” escribió el poeta Antonio Machado. Y es que el generar un nuevo observador es una labor imprescindible para el ser humano en todas las áreas. Gracias a poder identificar las pequeñas, pero importantes distinciones, el ser humano ha sido capaz de sobrevivir y lograr avances en su calidad de vida.
En el mundo empresarial, el pensamiento crítico es una habilidad esencial para la toma de decisiones efectivas, la resolución de problemas y la innovación. Esto le permite e la empresa mantenerse en el mercado de manera activa; recordemos que son entes vivos que requieren estar en forma como todo atleta de alto rendimiento. A continuación, demos un paseo por cinco escenarios clave en los que se puede aplicar el pensamiento crítico en la empresa para mejorar la eficiencia y el éxito organizacional.
- Evaluación objetiva de la información
En este rubro, el pensamiento crítico tiene el objetivo de analizar datos, informes y tendencias con objetividad. Antes de tomar decisiones importantes, es fundamental cuestionar la veracidad de la fuente de información. Aplicar el pensamiento crítico implica verificar hechos, identificar sesgos y considerar múltiples perspectivas. Es muy importante tener la capacidad de discriminar la información que no es pertinente de la que sí lo es.
El mindset del observador es clave para ello; juicios y creencias personales deben quedar fuera del mapa de la toma de decisiones para evitar errores costosos. Tener claro cuál es la situación por resolver y qué la está alimentando es fundamental para dar los primeros pasos.
- Resolución de problemas con enfoque estructurado
¿Cómo te comes a un elefante? A cucharadas. Esto significa que debemos enfrentar los problemas empresariales desde un enfoque crítico. Esta forma de observar la situación nos permite fragmentarla en partes manejables. Usar métodos como el análisis FODA (fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas) o la técnica de los “5 porqués” nos da acceso a comprender las causas subyacentes de los problemas y encontrar soluciones más efectivas y sostenibles.
Es importante cuestionarse desde dónde estoy observando y desde dónde debería observar la situación para tener una mejor perspectiva. ¿Qué ven otros colaboradores que no estoy viendo yo? La velocidad de la confianza es clave en este escenario.
- Toma de decisiones basada en evidencia
“La realidad es neutra y el resto es lo que interpretas”, afirma la sabiduría popular. Las empresas exitosas se basan en datos concretos y análisis profundos antes de tomar decisiones estratégicas. Aplicar el pensamiento crítico significa evitar la intuición o las suposiciones sin fundamentos.
La negociación con nuestra mente y emociones es parte fundamental. Los juicios podrían enviar la dopamina a ciertas áreas del cerebro relacionadas con las emociones y la percepción del riesgo; como la amígdala y la ínsula anterior. Pregúntate: ¿cada decisión está debidamente respaldada? ¿Cuáles son los datos y desde dónde tomas la decisión con base en esos datos?
- Fomento de la innovación y la creatividad
El pensamiento crítico no sólo se trata de analizar los datos pertinentes para la resolución de problemas; sino también de cuestionar los procesos actuales y proponer mejoras. Las empresas que fomentan una cultura de pensamiento crítico, innovación y creatividad tienen la capacidad de adaptarse eficazmente a los cambios de mercados cada vez más exigentes y adelantarse a la competencia.
La originalidad, creatividad y comprensión están relacionadas con la activación de tu corteza temporal, tus lóbulos temporales y el córtex parietal respectivamente. En este sentido, juicios intrusivos y emociones desbordadas harán que tu cerebro se active de forma diferente.
- Identificación y gestión de riesgos
¿Tu amígdala tira de ti o tú tiras de tu amígdala? Es decir, ¿quién manda en la vida? Esta pequeña parte de tu cerebro juega un papel protagonista en la toma de decisiones que se podrían evaluar como riesgosas. Debemos recordar que al cerebro no le gusta el cambio; prefiere un escenario conocido; de tal manera que al enfrentar una decisión de cambio, el concepto riesgo se activa en nuestra mente y áreas cerebrales
No es lo que sucede, sino lo que te dices de lo que sucede. Es pertinente tener cuidado de no ver un riesgo más grande de lo que es o peor aún, imaginarlo. Si la amígdala y el hipotálamo detectan como riesgo una situación se producirá un exceso de cortisol y nos pondremos en modo de supervivencia. Saber transitar nuestras emociones y educar la amígdala es la clave.
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