Checo Pérez: F1 Mental

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Empezar con el pie derecho la temporada 2023 de la Fórmula 1, materializar sueños, tener la certeza de que será un gran año y de repente, de la nada, el infortunio tomó por asalto al Checo Pérez. Es como si “una ola de tristeza llegara a la ciudad” cantara Joaquín Sabina. Pasar del pódium de vencedores a la prisión de las culpas, de los reclamos, de las creencias limitantes y de los pesados juicios saboteadores. Las “cárceles que elegimos”, escribiera la intelectual británica Doris Lessing.

De manera consciente o inconsciente las cárceles mentales son prisiones de las cuales la única persona que tiene la llave para salir está dentro; sin embargo, la corriente mental es tan violenta y atrapa de tal manera que nos es casi imposible ver que tanto el caos, como la solución, está en nosotros mismos. Es la actuación en pleno de la Red neuronal por defecto, o la loca de la casa, que mencioné en una columna anterior.

“Al principio estaba ahí arriba, compitiendo, pero todo cambió. Conducía sin ninguna confianza. En cierto momento, simplemente no podía entenderlo. Eso fue muy difícil. Cuando conduces para un equipo de primer nivel, la presión por rendir aumenta rápidamente”. Afirmó Checo Pérez en entrevista para el portal De Limburger.

Para volver a la pista del triunfo es imprescindible entender que el verdadero éxito, en cualquier ámbito de la vida, es encontrarle sentido a lo que has decidido hacer, y mantenerte presente y dedicado cuando lo haces. Esto se dice así de fácil, pero el sentido de la vida suele ser tan hermoso como frágil; algo así como un diente de león, esa maravillosa planta que parece un algodón y se disipa con tan sólo un leve soplido.

“La dispersión hacia un nuevo hábitat es una de las decisiones más arriesgadas que puede tomar un organismo vivo”. Escribieron en un artículo sobre la “Mecánica oculta del vuelo del diente de león” María Teresa Gómez y Raquel Esteban. Es posible utilizar estas palabras tan precisas para ilustrar también la característica volátil de la mente de un ser humano y la necesidad de mudarse, mentalmente, hacia un escenario habitable, equilibrado.

“La Fórmula 1 es mi deporte, mi vida, mi pasión. Pero cuando lo estás pasando tan mal en el trabajo, es difícil estar alegre en casa con tu mujer y tus hijos. Por eso contraté a un preparador mental, porque mi familia se merece tener un padre alegre en casa”. Afirmó Checo.

Restaurar el orden violentado en la mente y en la vida personal del piloto mexicano implica esa dispersión hacia un nuevo hábitat de pensamiento. Y no me refiero ha dispersar más la mente, si no, a trasladarse conversacionalmente de un círculo vicioso a un círculo virtuoso. Esto nos lleva a rediseñar el propio concepto de éxito para Checo y así establecer un plan de acción. En este punto es pertinente preguntarse ¿para qué le alcanza? Las posibilidades de volver a interpretar al piloto triunfador de la F1 dependen de cómo Pérez perciba su propia capacidad para gestionar sus juicios y creencias; es decir, para reconstruir neuronalmente su concepto del YO, de cómo se narra a sí mismo.

El principal reto para Checo Pérez es aprender a convivir con creencias limitantes, como: No puedo; Esto es difícil; Nada me sale bien o Son mejores que yo. Todos tenemos creencias negativas; lo que diferencia a la gente que retorna al éxito es el cómo manejan este tipo de pensamientos; porque, aunque todos los tengamos, las mentes entrenadas no permiten que contaminen su conducta.

Esto es #palabradecoach

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