¿Cómo tomar neurodecisiones?

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¿Qué sucede en nuestro cerebro cuando tomamos decisiones? ¿Cómo podemos usar este conocimiento para mejorar el liderazgo y la gestión en al hábitat empresarial?

El ámbito empresarial siempre ha sido un espacio que exige conversaciones inteligentes. En este sentido, tomar decisiones eficaces se ha convertido en un factor primordial para el buen funcionamiento de la organización. La neurociencia organizacional, una disciplina que conecta la neurociencia con el comportamiento en el trabajo, nos ofrece una ruta de acción más precisa en este rubro.

  1. El cerebro y la toma de decisiones: sistema racional vs. sistema emocional

La neurociencia ha demostrado que el cerebro humano toma decisiones a través de dos sistemas:

Sistema 1 (intuitivo/emocional): rápido, automático, basado en hábitos y emociones.

Sistema 2 (racional/reflexivo): lento, lógico, requiere esfuerzo y análisis consciente.

Aunque tendemos a valorar más las decisiones racionales, lo cierto es que la mayoría de nuestras decisiones cotidianas, incluso en el trabajo, se toman inicialmente de forma emocional, y luego buscamos justificarlas racionalmente.

¿Cómo aplicarlo en la empresa? Un líder efectivo reconoce que las emociones influyen en la toma de decisiones. Ignorarlas o reprimirlas no es realista; en cambio, integrarlas de forma consciente puede enriquecer el proceso. Reconocer desde qué emoción estoy evaluando el contexto en el que se toma una decisión, nos permite conocer qué hay detrás de dicha emoción.

Por ejemplo, tomar una decisión desde el miedo indica precaución; no es ni bueno, ni malo; lo importante es estar conscientes de cuál es el sustento y el impacto de la decisión. Las conversaciones inteligentes implican una ruta precisa: ¿a dónde quiero llegar con esta decisión? ¿Cuál será el impacto de la decisión?

  1. El poder del entorno: decisiones bajo estrés o confianza

El entorno laboral afecta directamente la actividad cerebral. Bajo estrés crónico o presión constante, la amígdala cerebral, la región del cerebro que regula las emociones, toma el control; esto genera decisiones impulsivas, defensivas o conservadoras. En cambio, cuando las personas se sienten seguras y apoyadas, el córtex prefrontal, responsable del pensamiento estratégico, se activa, mejorando la claridad y creatividad.

En este escenario lo mejor será fomentar culturas organizacionales basadas en la seguridad psicológica y la confianza, donde se permita el error como parte del aprendizaje; esto favorecerá decisiones más sabias y adaptativas. Recordemos que la inteligencia emocional es inherente a la inteligencia conversacional.

  1. Sesgos cognitivos: trampas del cerebro en la empresa

El cerebro tiende a simplificar la información para ahorrar energía, lo que lleva a errores sistemáticos llamados sesgos cognitivos. Los comunes en el mundo corporativo son:

  • Sesgo de confirmación: buscar información que confirme nuestras creencias.
  • Efecto halo: dejar que una impresión positiva influya en el juicio general.
  • Exceso de confianza: sobreestimar nuestras habilidades o conocimientos.

Diseñar procesos de la toma de decisiones que incluyan perspectivas diversas y cuestionamientos deliberados puede contrarrestar estos sesgos. Nos podemos auxiliar de herramientas como el diagrama de Ishikawa, la tabla de pros y contras o el FODA.

  1. La importancia del tiempo para pensar

El cerebro necesita pausas para tomar decisiones de calidad. Las ideas complejas, la resolución de problemas y la innovación emergen con mayor frecuencia cuando permitimos períodos de reflexión, lejos del ruido constante. Tomemos como ruido cualquier obstáculo que interrumpe la comunicación.

Incluir momentos de “pensamiento estratégico” en la agenda semanal, promover el descanso real y limitar la sobrecarga informativa mejora la calidad de las decisiones. Asimismo, las técnicas de respiración nos permitirán tener más neuronas a nuestro servicio, además de bajar nuestro cortisol, hormona relacionada con el estrés.

  1. Decidir en equipo: sincronía y resonancia neuronal

Nuestro cerebro es social; siempre hemos necesitado de otros para llegar más lejos. Estudios muestran que cuando los equipos están en sintonía emocional y cognitiva, sus cerebros literalmente comienzan a sincronizarse. Esta resonancia neuronal mejora la empatía, la cooperación y la eficacia en la toma de decisiones colectivas.

Invertir en la cohesión del equipo, la comunicación auténtica y la inteligencia emocional colectiva fortalece el proceso decisorio. La velocidad de la confianza es un ingrediente secreto en este ámbito. Tomemos en cuenta que un equipo es la combinación de ideas oportunas basadas en el reconocimiento y la empatía.

Tomar buenas decisiones en la empresa no es sólo una cuestión de lógica y datos; es un proceso profundamente humano en el que intervienen emociones, contextos y dinámicas cerebrales. La neurociencia organizacional nos permite manejar con mayor consciencia el funcionamiento del cerebro y a diseñar entornos que optimicen la capacidad de pensar, sentir y decidir con sabiduría.

Una empresa que comprende el cerebro comprende mejor a las personas y los procesos mentales en la cadena productiva; esto es clave para cualquier decisión estratégica.

#palabradecoach

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