Moverte es cuidar tu cerebro

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Llegar a los 50 solía verse como el inicio de una vida más sedentaria, pero hoy en día la ciencia y la experiencia nos demuestran todo lo contrario: mantenerse activo después de los 50 no sólo es posible, sino que es una de las mejores decisiones para la salud física, mental y emocional.

La neurociencia moderna ha revelado que uno de los factores más poderosos para mantener la salud cerebral y física después de los 50 años es el ejercicio regular. Más allá de fortalecer músculos y huesos, la actividad física te ayudará “esculpir tu cerebro” saludablemente; parafraseando al doctor Ramón y Cajal, padre de la neurociencia. Te comparto 5 beneficios:

  1. Estimulación de la neuroplasticidad

La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro para adaptarse, reorganizarse y formar nuevas conexiones neuronales. Contrario a la creencia antigua de que el cerebro dejaba de cambiar con la edad, hoy sabemos que el ejercicio estimula procesos como la neurogénesis, es decir, la creación de nuevas neuronas, sobre todo en el hipocampo, una región clave para la memoria.

Los ejercicios aeróbicos como caminar, nadar o andar en bicicleta aumentan los niveles de factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF); esta es una proteína que favorece la supervivencia y crecimiento de las neuronas, facilitando el aprendizaje y la memoria. Esto es más benéfico si lo haces dándote un “Baño de bosque”; me refiero a ejercitarte en áreas verdes y, si es posible, literal en un bosque.

  1. Prevención del deterioro cognitivo

¿Sabías que estudios de neuroimagen han demostrado que las personas físicamente activas a partir de los 50 años presentan un menor volumen de atrofia cerebral asociada a la edad? Además, tienen menos riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o la demencia vascular.

El ejercicio también favorece una mejor circulación sanguínea, asegurando que el cerebro reciba oxígeno y nutrientes en cantidad suficiente, algo esencial para mantener la salud cognitiva a largo plazo. Si combinas ejercicio físico con meditación estarás cuidando la salud de tu cerebro de forma integral.

  1. Mejora del estado de ánimo y la resiliencia emocional

Si te vives en la queja constante, te deprimes o experimentas el nido vacío cuando tus hijos se van de casa este punto es primordial para ti. La actividad física desencadena la liberación de neurotransmisores como la serotonina, dopamina y endorfinas, conocidos por su papel en la regulación del estado de ánimo. Esto es especialmente relevante en la madurez, una etapa en la que muchas personas pueden enfrentarse a episodios de ansiedad, soledad o depresión.

Desde la neurociencia se asume que el ejercicio actúa como un ansiolítico natural y como un antidepresivo sin efectos secundarios, al promover la conectividad en redes cerebrales que modulan las emociones. Si esto lo acompañas de un autodiálogo positivo será más efectivo. Es decir, si te hablas a ti mismo de forma amable y compasiva tu autoestima se irá fortaleciendo.

  1. Protección contra la pérdida de funciones ejecutivas

Las funciones ejecutivas, como la toma de decisiones, el control de impulsos y la planificación, tienden a deteriorarse con la edad. Investigaciones han demostrado que personas mayores que practican ejercicio regularmente conservan mejor estas habilidades, lo que se traduce en una vida más autónoma y de mayor calidad.

Esto se debe a que la actividad física fortalece las conexiones en la corteza prefrontal, la región del cerebro encargada de dichas funciones. Además, te recomiendo hacer Sudokus, jugar ajedrez, armar rompecabezas o jugar Tetris.

  1. Reducción de la inflamación cerebral

La inflamación crónica de bajo grado es un factor clave en el envejecimiento cerebral. El ejercicio regular reduce marcadores inflamatorios en el cuerpo y en el sistema nervioso central, lo que protege a las neuronas de procesos degenerativos y mejora la comunicación entre las células cerebrales. Muévete y reduce también tu consumo de azúcares.

Hacer ejercicio después de los 50 no sólo es seguro, sino que es una de las mejores decisiones que se pueden tomar para preservar la salud física y mental. La neurociencia confirma que moverse con regularidad es una verdadera inversión para mantener el cerebro joven, flexible y resistente.

Ya sea caminar 30 minutos al día, bailar, nadar o practicar yoga, lo importante es mantener la constancia y disfrutar del proceso. La ciencia es clara: nunca es tarde para empezar y cada paso cuenta. Antes de iniciar con tu ejercicio recuerda asesorarte de un profesional en la actividad física y haz una prueba de esfuerzo con un cardiólogo de tu confianza.

#palabradecoach

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