No eres la charla que escuchas en tu cabeza; eres el ser que la escucha.
Definitivamente la idea del rival que está en tu mente es más letal que el rival en sí. En una competencia lo que te dices del contrincante y de ti mismo es crucial para el desempeño deportivo y el logro de metas.
El Puebla de La Franja parece no entender esto. Siempre hay un error, un descuido en la marca, un balón suelto o una falta innecesaria. A la semana, ¿Cuánto tiempo le dedicará al entrenamiento mental el equipo de Puebla? Creo que ha sido evidente la respuesta.
En este sentido las palabras del actor y director de cine Viggo Mortensen suenan como el antídoto ideal para los enfranjados: “He aprendido que la paciencia es una forma de inteligencia. No todo tiene que resolverse de inmediato, no todo debe tener una respuesta clara. A veces, lo mejor que puedes hacer es respirar, observar y permitir que las cosas tomen su curso. La vida no siempre es una batalla que hay que ganar, a veces es un río que hay que aprender a navegar.”
Lo más importante que nos deja de aprendizaje el Puebla vs Pumas es la falta de Atención y Concentración. Esta es una de las principales áreas de oportunidad del Puebla. En una competencia oficial el atleta debe saber gestionar una gran cantidad de información. La mente y las emociones suelen desbordar su capacidad de procesamiento. En este sentido es imprescindible entrenar los recursos atencionales del atleta.
Durante una competencia es imprescindible saber a qué aspectos de la tarea se les debe dar foco. Tener la capacidad de separar la información pertinente de la que no lo es, hace la gran diferencia entre jugadores y equipos de primer nivel. El resultado siempre se ve reflejado en el marcador; 3 a 1 en contra, por ejemplo.
Minuto 47. Tiempo de compensación de tres minutos. Faltaban sólo 45 segundos para finalizar el primer tiempo. Pero la presión pareció ser tan grande e incontrolable para el capitán de La Franja, Bryan Angulo, que cometió una falta innecesaria en una zona que no era peligrosa para su equipo. Este es un claro ejemplo de la falta de dirección de los ya mencionados recursos atencionales.
El capitán poblano fue incapaz de filtrar la información que tenía en la cabeza; no pudo procesarla para dar una respuesta adecuada y efectiva a las demandas situacionales del partido a escasos segundos de irse al descanso. La perspectiva cognitiva de Angulo fue por demás inoperante. El impacto que él, como capitán, generó en el resto de sus compañeros fue devastador.
Hay una inexorable relación entre el nivel de atención y el rendimiento deportivo. Una mala o nula gestión emocional puede perturbar el foco del ajetreo mental y la capacidad de discriminar la información que en ese momento pasa por la mente. Es entonces que las emociones se desbordan como una presa que se rompe.
Puebla no perdió contra Pumas por ser incapaz de jugar un buen fútbol. Perdió por no poder gestionar su Red neuronal por defecto; es decir, lo que se dice del rival y de la percepción de sí mismos ante ese rival. ¿Cómo se ve el efecto de una distracción atencional? Angulo dio cátedra de ello.
En este sentido, los sabios de la psicología deportiva afirman que “los errores de ejecución que tienen lugar en el ámbito deportivo, suelen ser el resultado de una inoportuna pérdida de la concentración o del mantenimiento de un foco atencional inapropiado.”
Para poner la cereza al pastel; las reacciones del entrenador poblano, Pablo Guede, terminaron por tirar por la borda la estructura emocional del La Franja. Un director técnico sin capacidad de resiliencia, sin temple, sumido en la furia y en su asiento. Con una posición cerrada; de piernas cruzadas y dando el perfil a sus jugadores en la cancha. Una gran falta de liderazgo.
Puebla demostró una gran incapacidad para trabajar su capacidad y estilo atencional de acuerdo con las circunstancias del juego. Como suelo decir: en una avalancha ningún copo de nieve se cree responsable.
#palabradecoach