Reconstruyendo tu nuevo Yo

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“Si es huérfano el que pierde a un padre, si es viudo el que pierde a una esposa, ¿cómo se llama el que pierde a un hijo? ¿Cómo, el que pierde el tiempo? Y si yo mismo soy el tiempo, ¿cómo he de llamarme si me pierdo a mí mismo?” – Jaime Sabines.

Vivimos entre pensamiento prefabricados; en nuestras costumbres mentales. Viajamos por esta vida en piloto automático. Si una situación nos activa áreas de preocupación y miedo en nuestros cerebros, y eso lo normalizamos, nos acostumbraremos a que ese es un estilo de existencia válido. “Las cárceles que elegimos” dijera la escritora Doris Lessing.

El cerebro no quiere perderse a sí mismo, parafraseando al maestro Sabines, entonces genera una realidad basada en pensamientos y experiencias emocionales repetitivas; uno de los objetivos es ahorrar energía por parte del cerebro. ¿Te has preguntado cuáles son tus tendencias de conducta? ¿Cómo afrontas los desafíos en la vida? ¿Qué te dices de ti ante ciertas situaciones? ¿Desde qué manojo de emociones vives? Todo esto y más conforma tu piloto automático mental.

Somos seres de costumbres. Tenemos alrededor de 60.000 pensamientos diarios y el 90 por ciento de ellos son exactamente los mismos que los del día anterior. Actúas y piensas automáticamente la mayor parte del día. Tu caja de hábitos tira de ti. ¿Qué significa esto? Simplemente que la mente consciente sólo ocupa un 5 por ciento; mientras que el 95 por ciento restante se compone de la mente subconsciente.

¿Y qué hay en la mente subconsciente? Está conformada por reacciones emocionales automáticas, respuestas condicionadas, recuerdos asociativos y hábitos formados que contienen mucha dopamina. Pensar de la misma forma que siempre significa que en tu cerebro has creado físicamente una estructura de improntas limitada. Cuando tienes los mismos pensamientos de siempre, estás activando las mismas redes neuronales durante todo el tiempo.

Los mismos pensamientos llevan a las mismas decisiones; éstas, a las mismas experiencias, a las mismas emociones, a los mismos pensamientos y se constituye la misma realidad. No hay cambio si los pensamientos son los mismos. Los pensamientos del ayer son tu futuro; por lo tanto, si no los cambias, siempre regresarás a tu propio concepto de presente y futuro.

Sin embargo, hay un gran reto para lograr un cambio en la narrativa que somos. Ciertamente, el cambio de pensamientos es importante; el identificar distorsiones cognitivas o pensamientos negativos automáticos es necesario; pero no es lo único que debemos de hacer; no sólo debemos enfocarnos en la parte racional.

Modificar pensamientos, per se, no te llevará a esa mejor versión; es decir, no es la única parte del neuroentrenamiento. Es imprescindible poner foco en la validación emocional y tu experiencia corporal como atleta.

Los seres humanos no sólo somos pensamientos; somos principalmente experiencias emocionales. El entrenar el cerebro y la mente para ver la oportunidad como una opción y no estancarse sólo en la amenaza, no es un ejercicio meramente racional, no es sano caer en el reduccionismo de cambio de pensamientos para cambiar patrones conductuales.

El atleta requiere de experimentar ese mar de emociones más allá de sus creencias. Integrar el aspecto emocional al cambio es una ruta más profunda y válida para la transformación.

Por último, recuerda que la responsabilidad de avanzar hacia una mejor versión de ti es únicamente tuya y para conseguirlo tendrás que dejar atrás dolores del pasado, tus creencias edificadas en tus años de vida y el victimismo, entre muchos otros retos. ¿Te alcanza para este viaje?

#palabradecoach

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