Dicotomía de control empresarial

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Creo que el emprendimiento es un movimiento perpetuo. El empresario no puede detenerse, pues el movimiento es la vida misma de un sueño vivo transformándose y reformulándose. Es por ello que el sistema de creencias, juicios, emociones, conversaciones y valores de un emprendedor es similar al de un deportista de alto rendimiento. Sócrates afirmaba que un atleta es aquel que busca mejorar todos los días en algo que ya hace bien. Un emprendedor es un atleta y como tal, hay que abordarlo.

La mente emprendedora es sui géneris; analiza, observa, asume retos, pero también padece de miedos, de incertidumbre, ve fantasmas y, en el peor de los escenarios, puede dejar de creerse capaz de dar el siguiente paso. El reto es mantener esa mente creativa, enfocada y lógica.

En este sentido, siempre he creído que la calidad es el resultado de una cadena de promesas y también de ideas geniales, entre otras variables, claro. Ante los embates de los mercados mundiales, a veces no tan éticos, como el chino en nuestro país, veo dos opciones para la mente empresarial: ponernos furiosos o ponernos curiosos. Se trata de cambiar sólo una letra, pero en ocasiones resulta muy retador generar un pensamiento creativo en momentos y situaciones que el cerebro advierte como hostiles. Por lógica cualquier ser humano se pone en modo de supervivencia, de lucha, de encono.

En este escenario nuestra parte más instintiva nos pide pelar, y este es el concepto desde el cual se toman unas decisiones de acción no muy pertinentes, pues el concepto “lucha” suele asociarse más con fuerza y en pocas ocasiones con inteligencia. Habitamos en el encono. Claro, es cierto que resulta importante poner límites, reclamar a las instancias que creamos necesario, ya sea al interior de la empresa y sobre todo al exterior. Pero también es necesario habitar la situación desde otras nociones.

Un concepto habitable nos lo aporta la filosofía estoica: “Dicotomía de control”. En palabras cotidianas, ¿qué sí puedes controlar y qué no? Entonces, enfoca y responsabilízate de lo que está en tu área de poder. Lo que esté fuera de este espacio no lo puedes controlar y será un desperdicio de recursos pretender hacerlo o querer incidir en él. Esto se dice fácil, pero al mencionarlo a gerentes y gente de empresa con los que he trabajado les parece una obviedad en principio; sin embargo, cuando pasan del dicho al hecho se enfrentan a un mar agitado lleno de retos.

La gran mayoría de estos gerentes y empresarios descubren que tienen que lidiar con pensamientos y emociones que muchas veces les rebasan. En este momento empiezan a aparecer en el mapa y el territorio conversacional frases como: “No pensé que fuera tan difícil”. “¿Cómo lo voy a lograr?” “¿Qué va a pasar si no soy capaz de…?” “Pensé que era mejor si hacíamos esto.” “Creí distinguir lo que podía controlar”.

Los pensamientos negativos son los principales obstáculos para la creatividad. La mente de mono o la Loca de la casa, como le llamaba Santa Teresa de Jesús, toma por asalto a la razón y la mente y el cerebro emprendedor pierden piso; es decir, dejan de ver opciones, de crear soluciones y lo peor, pueden dejar de creer que en sus capacidades. Entonces el enemigo habita en casa, y es necesario la desfundamentación de juicios y creencias para recobrar el foco y retomar el camino de lo que sí nos dará frutos.

El ejercitar la dicotomía de control permite a la mente empresarial identificar el escenario de lo posible para invertir todos los recursos en tierra fértil; para ello se requiere que cerebro y mente jueguen para la misma zona de anotación.

Una conocida fórmula afirma afirma: como piensas sientes, como sientes accionas y como accionas construyes tu aquí y tu ahora. ¿Cómo aplicas la dicotomía de control en tus retos actuales? ¿Qué dice tu mente al respecto?

Esquizofrenia empresarial

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