En la recta final de las elecciones en Estados Unidos, el voto latino ha cobrado relevancia como factor decisivo en los estados clave. Tanto el candidato Donald Trump como la vicepresidenta Kamala Harris buscan asegurar el respaldo de la comunidad hispana en estados como Arizona, Nevada y Georgia.
Harris enfrenta el desafío de lograr un mayor apoyo entre votantes latinos, con niveles actuales más bajos que los registrados por sus predecesores demócratas.
Mientras tanto, Trump también intensifica su campaña en regiones de fuerte presencia latina, pese a una reciente polémica por comentarios controvertidos en su cierre de campaña en Nueva York.
Harris enfrenta una situación desafiante al contar con uno de los niveles más bajos de respaldo latino en comparación con anteriores demócratas, como Hillary Clinton, Joe Biden y Barack Obama. Consciente de esto, Harris busca fortalecer su apoyo hispano para compensar la pérdida de votos masculinos. Trump, por su parte, también se dirige al electorado latino en un contexto de críticas, tras comentarios controversiales durante su cierre de campaña en Madison Square Garden en Nueva York, donde un comediante hizo comentarios sobre Puerto Rico.
Arizona, Pensilvania y otros cinco estados clave mantienen resultados muy ajustados. Según encuestas recientes, en estos lugares Trump lidera con márgenes mínimos: 2.4% en Arizona y 0.4% en Pensilvania, en lo que se considera una carrera muy cerrada. Zamorano destaca la similitud con la contienda entre John F. Kennedy y Richard Nixon en 1960, cuando la elección se decidió por un estrecho 0.17% del voto popular.
Trump ha insinuado nuevamente la posibilidad de fraude electoral, haciendo referencia a Pensilvania y Nuevo México.
